Ya cuenta con un mayor dominio motor y es capaz de representar lo que ve, aunque a veces sus trazos no se parezcan en nada al objeto que quiere representar. Los trazos circulares y longitudinales evolucionan hacia formas más reconocibles. El niño da nombre a sus garabatos.
El niño se concentra en representar las formas, le dedica mayor tiempo a ellas, aunque suelen combinar formas reconocibles con otras incomprensibles.
Al acabar las fases del garabato, alrededor de los tres años, comienza la etapa del dibujo preesquemático que tiene lugar entre los 4 y los 7 años de edad, en la que parecen representaciones comprensibles por el adulto. Generalmente, lo primero que logran dibujar es una figura humana con forma de “renacuajo” (un círculo para la cabeza y dos líneas verticales para las piernas).